Para lograr que disminuyan las propiedades de un buen zapato que van des del brillo hasta la suavidad de la piel es ineludible un cuidado minucioso y rutinario que nos permita calzar el zapato como el primer día.
La obtención de dichos resultados convierte de modo imperioso la obligación de disponer de un cepillo para sacar las impurezas como son las piedras o el barro. Asimismo, contar con un cepillo para cada color siendo imprescindible uno negro, otro para marrones, uno blanco y otro neutro (para incoloro).
Otro producto indispensable son las cremas y betunes seleccionado en harmonía del color del zapato recordando que el calzado de verano, de tendencia a colores claros, debe tratarse con betún incoloro.
Finalmente, poseer una gamuza para quitar el exceso de betún y cepillo con pelo de caballo para abrillantar y de un toque final que nos permita alcanzar un impacto exquisito.